martes, 28 de junio de 2011

¡Y llegaron las chicatanas!







“Si usted, querido lector, se ha topado con un nido o enjambre de chicatanas, si ha tenido el poder adquisitivo para comprarse aunque sea una latita de estas sabrosas hormigas gigantes, hijas de la generosa lluvia, es usted muy afortunado”

La mañana del sábado 18 de junio, mis compañeras y quien esto escribe, fuimos despertadas por un enjambre de chicatanas que se encontraban volando y caminando por todas partes de nuestra casa. ¡Chicatanas! ¡chicatanas!, gritó la primera de nosotras que despertó a las 6:00 de la mañana, y de inmediato nos levantamos para recolectar todas las que pudiéramos. A la par de esta labor que realizábamos entre risas a causa de la sorpresa, los vecinos de nuestra calle estaban agrupados en torno a un poste de luz con cubetas en mano, recolectando y buscando nidos de estas hormigas grandes que en mixteco se nombran: xindoco.


La noche anterior había llovido, incluso en la madrugada, Y el resultado después de la inundación que sufrieron sus hormigueros, era este género de arrieras aladas buscando enloquecidas un refugio de luz y calor. Nuestra cosecha fue de medio litro, aproximadamente. En los mercados y calles de Pinotepa Nacional el litro se encuentra entre 500 y hasta 600 pesos. Según los expertos, son fuente de proteínas y bajos niveles de grasas saturadas; hay quienes la consideran afrodisíacas.

Como toda arriera, las chicatanas se alimentan de hoja y al llegar a los sembradíos pueden causar graves daños, devastando a su paso toda planta que se encuentren.

Sin embargo, la sabiduría de nuestros antepasados logró hacerlas parte de la dieta de los mexicanos, en lugar de perder tiempo luchando contra ellas. Mejor comerlas y dar rienda suelta a la imaginación. Actitud de respeto a la naturaleza, guardada en los pueblos originarios a los que muchas veces despreciamos por ser “obsoletos y parte del pasado,” pero que buenas consecuencias nos traerían si, por ejemplo, en lugar de obstruir el cauce natural del agua, le creáramos las condiciones para fluir con amplitud, así impediríamos la inundación a este gran hormiguero que representan nuestros pueblos y ciudades.

Las chicatanas son un deleite que la lluvia nos regala, al igual que los cangrejos, quienes anuncian su presencia visible y abundante en las playas de la Costa Chica con los primeros truenos que este año se escucharon a mediados del mes de abril. En seguida, vendrá también el tiempo de los chiquiliques reproduciéndose fervorosamente bajo la arena de la playa junto al mar.

Pero ahora es el tiempo de las generosas hormigas gigantes y, tras la recolección, viene el asarlas para terminar de dormirlas eternamente y despojarlas de sus alas; en seguida se hacen en salsa, en chiliajito de costillas de cuche o en todo lo que la creatividad humana guste preparar.

En las grandes ciudades como Acapulco, la gran mayoría de las personas ha olvidado la bendición, el regalo que han significado por tantos siglos las chicatanas. Para muchos niños, es un hecho espectacular encontrarse con ellas y tomar un par de éstas, para realizar una pelea de hormigas. Sin embargo, en lugares como Pinotepa Nacional, que desde hace algunas décadas está considerada como ciudad, todavía es motivo de gran alegría por la abundancia, el alimento nutritivo y sabroso que significan. Más se agradece en este tiempo de severa crisis económica, que parece no tener fin ni piedad con los mexicanos.

Si usted, querido lector, se ha topado con un nido o enjambre de chicatanas, si ha tenido el poder adquisitivo para comprarse aunque sea una latita de estas sabrosas hormigas gigantes, hijas de la generosa lluvia, es usted muy afortunado.
Recuerde que después de la tormenta viene la calma…¡Buen provecho!

Por NADIA Alvarado Salas
Santiago Pinotepa Nacional, Oax.

Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 24 de junio de 2011

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